Impacto del Conflicto CAPAC-SUNTRACS

Hoy se cumplen tres semanas desde que inició la huelga por parte del SUNTRACS en el sector de la construcción, paralizando cientos de proyectos del sector privado y público. Han sido tres semanas muy difíciles no sólo para los involucrados – los trabajadores que están en paro y no pueden llevar el sustento a sus hogares, y las empresas que tienen que seguir cubriendo sus costos directos e indirectos aunque no se esté trabajando – sino también para miles de personas que indirectamente dependen del consumo que esta gran industria genera en el país. Si uno ve las cifras que se estiman del impacto de la huelga – desde 30 a 40 millones de dólares perdidos diariamente – de verdad que uno queda impactado. Sin embargo, la cruda realidad es que ésto solo es la punta del iceberg.

Negociación de CAPAC-SUNTRACS más de 10 meses

Desde hace aproximadamente diez meses se está negociando la renovación del convenio colectivo entre CAPAC y SUNTRACS, y desde hace ya meses atrás se sabía que la huelga era inminente debido a la enorme diferencia entre las exigencias del SUNTRACS y lo que CAPAC ha estado dispuesto a otorgar. Y es esta incertidumbre la que genera seguramente las mayores pérdidas, aunque éstas no se puedan cuantificar. Los últimos meses han sido muy lentos con esta nube negra colgando sobre nosotros. Muchos inversionistas que tenían pensado desarrollar un proyecto han decidido esperar, y con tanta incertidumbre, quien puede culparlos? Esta huelga no empezó a afectar a la industria hace tres semanas; la misma lleva ya varios meses teniendo un gran impacto negativo en todo el sector de la construcción.

Y es por esta razón que todos los empresarios que nos dedicamos a la construcción – ya sea promotores de obra, contratistas, proveedores de materiales, u otros – nos encontramos ahora mismo en una gran encrucijada. Nadie quiere la huelga; ésta nos cuesta a todos muchísimo dinero – dinero que se necesita para poder seguir pagando las cuentas y las planillas aunque no se genere producción, y dinero con el que algunas empresas ni siquiera cuentan y deben adquirir mediante deuda para poder subsistir hasta que pase la tempestad. Sin embargo acceder a las exigencias del SUNTRACS sería catastrófico, ya que cualquier alza exagerada generaría sobrecostos que el mercado simplemente no puede asumir, resultando esto en menos ventas, proyectos y empleos.

Se realizo un aumento del 36% en cuatro años

Hace cuatro años se accedió a un aumento del 36% en cuatro años, pero las condiciones de mercado eran totalmente distintas. En ese tiempo el mercado era pujante, lo que se construía se vendía, y el mercado parecía poder aguantar algunos incrementos en precios que balancearan los aumentos aprobados a la mano de obra. En esos tiempos inclusive había tanta construcción que muchos obreros ganaban más del nuevo salario pactado, a razón de la alta demanda que había por mano de obra. Y es que el mercado sabe ajustarse, ya sea a las altas o a las bajas.

En esos tiempos cualquier empresa conseguía contratos, y cualquier obrero conseguía trabajo. Hoy en día lo contrario está sucediendo; con el volumen de obras en decrecimiento cada vez hay más competencia para poder ganar una licitación, situación que obliga a las empresas a ir reduciendo cada vez más sus márgenes para poder adjudicarse las obras. Y muchos obreros se han ido quedando sin trabajo, y cada vez les toma más tiempo conseguir un nuevo puesto laboral cuando terminan el anterior. Por esto no tiene sentido que el salario de los obreros siga aumentando cuando el mercado pide a gritos que lo contrario debe ocurrir. Es nuestra responsabilidad aguantar esta huelga el tiempo que sea necesario, con el fin de poder aspirar a un futuro más promisorio y con menos incertidumbre para todos.

Ing. Gustavo A. Taft Ford